El miedo a envejecer a veces parece evidente. Otras veces, no. Esa emoción en muchas oportunidades se esconde detrás de algún malestar físico, mental o emocional, esperando ser reconocida para salir de las sombras y enseñarnos a afrontar a aquello que tememos.
Con el paso de los años nuestros cuerpos, nuestros órganos, nuestra piel se va deteriorando. También lo hace nuestro cerebro, las neuronas, y ello trae consigo un déficit cognitivo que se nota en el curso del pensamiento, en la pérdida de memoria, en los cambios de humor o en la irritabilidad que algunas personas experimentan.
El envejecimiento nos muestra nuestra finitud. Muchas veces nos pone de cara a la muerte recordándonos lo efímeros que somos. Es ahí, cuando el miedo aparece o nos gobierna.
Pero, reflexionando… qué es la muerte, sino la otra cara de la misma existencia, un paso a otro plano, a otra dimensión? Para los que no tienen esta creencia, generalmente los invito a investigar. Que no me crean. Que busquen sus propias respuestas a aquellas dudas que, quizás, ni siquiera tengan planteadas. Que se nutran de personas que hayan estudiado por años estos temas. Y que experimenten en sus propias vidas, esta conexión con lo espiritual. Distintas terapias holisticas nos abren a este mundo entendiendo que somos un todo: cuerpo-mente-alma. Como la bioneuroemoción, las Constelaciones Familiares, la hipnosis clínica y el mindfulness, entre otras.
El alma no envejece, evoluciona. Y la conexión con ella nos llena de paz.
Como médica clínica y psiquiatra integrativa, habiendo hecho distintas formaciones para abordar al ser en su totalidad, los invito a llevar una mirada hacia uno mismo. Aprendiendo a escuchar al cuerpo y a nuestras emociones : qué necesito?
A veces, estamos tan desconectados de nosotros mismos, mirando hacia el mundo que nos distrae con sus innumerables tentativas de consumo y promesas inagotables de bienestar y placer que nos olvidamos de prestar atención de cuales son nuestras verdaderas necesidades.
Escuchar al cuerpo, con amor y paciencia, implica en primer lugar, darle la prioridad que merece. Tal vez necesite movimiento para recuperar la flexibilidad; tal vez sea una alimentación saludable para brindarle un buen combustible; o tal vez necesite un adecuado descanso para recuperar energía. Ponernos en primer lugar, no es egoísmo. Es amor propio.
Aunque no queramos, muchas veces estamos expuestos a contaminantes ambientales. Distintas sustancias tóxicas nos van oxidado, provocando que nuestras moléculas cambien su estructura y alteren su funcionamiento llevándonos a una inflamación silenciosa de múltiples órganos y sistemas lo que nos conduce al envejecimiento prematuro y a la aparición de diversas enfermedades. Es fácil reconocer en la piel estos signos de deterioro piel seca, frágil y arrugada. A veces, resquebrajada. También el estrés nos genera estos cambios.
Una vida llena de estresores, sin o con muy poco tiempo de disfrute; con pensamientos negativos, llenos de rabia, miedos, rencor o en queja constante también conllevan a una disfuncion a nivel enzimático, hormonal, neurológico e inmunomogico que va a haciendo que el cuerpo vaya perdiendo su vitalidad y energía.
Pero hay una buena noticia. Una luz de esperanza: podemos hacer algo: cuidar concientemente de nuestro ser!
Cuidar nuestro cuerpo alimentandonos saludablemente, haciendo actividades físicas y suplementandonos con los minerales, oligoelementos o las vitaminas que necesitemos en cada etapa de la vida. Son antioxidantes que previenen el envejecimiento prematuro.
Cuidando nuestra mente: aprendiendo a manejar el estrés, poniéndonos en coherencia emocional, es decir que lo que pienso, lo que siento y los que hago estén alineados, en una misma dirección. No que pienso una cosa, siento otra, y termino haciendo aquello que no me agrada con tal de complacer a los demás…. Y tratando de descubrir esa emoción oculta, aquella que no hemos gestionado adecuadamente y es causa del síntoma o enfermedad que se manifiesta.
Cuidar nuestra alma: estar en propósito, cumpliendo nuestra misión de vida. Poniendo al servicio de los demás nuestros dones y talentos para así sentir la plenitud del alma, esa paz interior que no es otra cosa que la felicidad tan anhelada.
Somos un todo. Conecta con tu cuerpo, mente y espíritu. Para no envejecer, sino para ir madurando con los años.
Vive plenamente tu vida, día a día. Momento a momento. Como si fuese el último día. Como si fuese el primero.
Dra. Alicia M. Miguez | Clínica Médica - Psiquiatría y Psicología Médica - Medicina Orthomolecular - Sexología Clínica - Trastornos de Ansiedad - Hipnosis Clínica - Psicología Ontológica y Transpersonal - Bioneuroemocion - Mindfulness
Sanatorio Clínica Modelo de Morón.