Como todos los 3 de diciembre, se celebra el Día del Médico; fecha elegida por el aniversario del nacimiento del doctor Carlos Finlay, médico y científico cubano, descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla, permitiendo así comenzar una lucha efectiva contra ésta enfermedad.
En esta medicina del siglo XXI, debemos conservar la humanidad para con el trato del paciente, siempre angustiado y sobrecargado por su problema de salud. La humanización del arte de curar muchas veces se ve desplazada por la tecnificación del mismo y la falta de tiempo. Es entonces cuando el médico pierde la relación con el paciente, la facultad de escucharlo, de “tocarlo”, y no hablando desde lo semiológico (que es muy importante). Cuántas veces escuchamos decir a los pacientes: “el médico no me tocó...”
No olvidemos que en algún momento nos podemos convertir en pacientes, por tanto tratemos a los mismos como nosotros queremos ser tratados.
El Dr. René Favaloro, como ejemplo de médico, y que refuerza aún más lo escrito citaba: “En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia estarán siempre del mismo lado, del lado de la humanidad”.