Vapeo - Cigarrillo Electrónico

Vapeo

Nuestros esfuerzos deben centrarse en evitar el contacto con el tabaco y sus derivados ya que el 88% de los fumadores se inician antes de los 18 años y un 99 % lo hace antes de los 26 años y estos esfuerzos están justificados porque el contacto con la nicotina a edades tempranas tendría consecuencias devastadoras en el desarrollo del cerebro de las personas.

El problema que nos preocupa a los pediatras es que nuestros pacientes adolescentes, no usan los dispositivos para disminuir el consumo de tabaco/nicotina sino como herramienta de inicio en el hábito de fumar y la consecuente adicción.

Se calcula que en el mundo mueren 7 millones de personas/año por tabaquismo, más de 6 millones son consumidores directos y alrededor de 890.000 son no fumadoras expuestas. Fumar es el mayor factor de riesgo prevenible de enfermedades crónicas y muerte en el mundo. 

El mayor uso de Cigarrillo electrónico estaría asociado al buen sabor y a la falsa idea de su daño reducido y/o “inocuidad” con respecto al cigarrillo.  Los jóvenes no están utilizando los Cigarrillos Electrónicos como estrategia para el abandono del hábito tabáquico. Algunos utilizan los sistemas para consumir drogas ilícitas (cannabinoides y sus derivados). 

El verbo vapear deriva de vaping en inglés, se refiere al acto de inhalar sustancias vaporizadas por dispositivos diferentes a un cigarrillo convencional. 

Los cigarrillos electrónicos funcionan por el calentamiento de una solución, producida la vaporización, el usuario introduce el contenido en la boca y luego va a los pulmones. Los cuatro componentes principales de los cigarrillos electrónicos son agua, nicotina, saborizantes y humectantes (glicerol y poliglicerol) estos últimos actúan como disolventes/transportadores que al ser calentados se aerosolizan y arrastran al resto de los componentes. Ambos transportadores al calentarse se transforman en carbonilos volátiles (formaldehido, acetaldehido, acroleína) descriptos como cancerígenos. 

Cada cartucho de cigarrillo electrónico puede contener entre 6-24 mg de nicotina (algunos más de 100 mg). La nicotina es la principal sustancia psicoactiva del cerebro, la más adictiva y dañina cuanto más joven es el cerebro. 

La exposición a la nicotina durante la adolescencia cambia el curso natural del desarrollo cerebral y como consecuencia podrían aparecer, reducción el control de los impulsos, déficit cognitivo, de atención y trastornos del ánimo. 

Se ha descripto, como una enfermedad asociada al cigarrillo electrónico, la Injuria Pulmonar Aguda Asociada: aparición de un síndrome de dificultad respiratoria agudo, en algunos casos mortal, que característicamente afectaba a personas jóvenes, sin rescate etiológico que pudiese asociarse y con el dato epidemiológico de que todos los afectados habían consumido cigarrillos electrónicos pocos días o semanas previos. Puede haber además síntomas gastrointestinales (diarrea, vómitos), en algunos casos se asociaron eventos neurológicos (cefalea, convulsiones)

En los estudios por imágenes pueden aparecer opacidades en vidrio esmerilado, difusas y parcheadas, engrosamientos septales, aumento del intersticio predominio bibasal. Desde el punto de vista funcional pueden presentar defectos en la difusión de CO, trastornos funcionales mixtos 

Los consumidores de cigarrillo electrónico tienen una mayor prevalencia de síntomas respiratorios (disnea, clínica de bronquitis, sibilancias) que el resto de la población, remarcando la necesidad de alertar sobre la NO inocuidad de los productos consumidos. Los daños ocasionados por el cigarrillo electrónico (algunos todavía desconocidos por su tiempo de uso) exceden a los del cigarrillo tradicional, en algunos casos con lesiones vasculares periféricas por daño del endotelio vascular que se reportaron con mayor frecuencia en usuarios de cigarrillo electrónico y que no estaban presentes en tabaquistas. 

En otros casos, se describen, explosión del dispositivo (quemaduras graves), ingesta accidental del líquido ocasionando intoxicación severa por nicotina.

Numerosas agencias regulatorias internacionales y la OMS desaconsejan o prohíben el uso del cigarrillo electrónico. En Argentina se regula en el mismo sentido, considerándolo un producto del tabaco.
Lamentablemente las restricciones y prohibiciones no se cumplen siempre y es posible encontrar los productos en negocios a la calle, y en la web. Además, como no cuentan con la correspondiente supervisión y control de entidades gubernamentales, la fabricación, importación y distribución, se realizan sin la correspondiente trazabilidad ni análisis previo del real contenido de los productos, en definitiva, se desconoce el impacto sanitario al ser consumidos lo cual le agrega un grado mayor de incertidumbre y peligrosidad al tema. 

CONCLUSIONES:

  • Hay evidencia suficiente sobre los riesgos que implica para la salud. 
  • Los estudios son concluyentes sobre la FALTA de eficacia para el abandono del tabaco, (al menos en los adolescentes). 
  • El aerosol que libera NO ES INOCUO para el medio ambiente.
  • El uso dual del cigarrillo electrónico favorece la falsa idea de reducción del daño. 
  • Podría incentivar el inicio en jóvenes y luego asociarse con consumo de tabaco convencional (consumo dual). 
  • Interfiere con las políticas de control de tabaco. 
  • Se asocian a enfermedad respiratoria grave/mortal. 
  • No están debidamente regulados y controlados. 
  • La importación, distribución y venta están prohibidas en Argentina.

ARTÍCULO ADAPTADO DE LA ULTIMA PUBLICACION DEL PRONAP 2024
SOCIEDAD ARGENTINA DE PEDIATRIA

Dra. Jorgelina Cigliuti
Coordinadora del Servicio de Pediatría
Sanatorio Clínica Modelo de Morón

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